lunes, 9 de marzo de 2015

La pregunta

Voy al jardín buscando sosiego
luego de haber narrado a mi hija
las heridas de un país que no me vio nacer
y de haber sostenido su dolor
y haber oído su pregunta
                   por qué, por qué
sabiendo las dos
que mis respuestas explican lo evidente
pero no lo obvio, que es
inasible.
Bebo de mi vino y miro el jardín en la noche
sabiendo que por mucho que abra los ojos
la negrura que me azota en el sueño procede de otros
confines.
El cielo, las estrellas, nada tiene sentido

el arrullo de un pájaro se alza:
                                 es primavera
la vida pronto se abrirá paso a torrentes sobre la tierra.
Quizás la respuesta es el ciclo: fin y principio y fin y principio.
Un sorbo más: sé que no es tan sencillo.
Pero mi sangre pulsa bajo la dermis. Una confirmación.

No responde la pregunta, pero cómo alivia.  

lunes, 2 de marzo de 2015

Moras

cuando los indicios no
suficen 
para evitar perder 
pie
vuelvo el cuerpo
al jugo violeta de las
moras, aplastando
el pecho contra esa
pulpa
dulzor, eco
carne pegajosa, labios
heridos en el
azúcar,
porque si cuando la
noche se
cierne en la
corola de toda
esperanza
y aprieta su ahogo
dibujando un círculo de
carbón y piedra
para expurgar el
aire de los
pulmones,
aún en ese
estertor oscuro, indeciso
tendré el dulzor,
vestigio de beso y calor
para que ahí en la
soledad de no esperar
más nada
renazca el deseo
semillas mínimas contra el pecho
anidando aún en la
apnea
dando de sí
para que el hilo
siga tejiéndose en el
aire
la

    diáfana muselina protectora.