el pequeño ángel con
alas de codeína vino a mí
canta canta, dijo,
mordiendo la parte blanda de mi ingle, alto más alto, dijo
yo grité y trepé las
notas agudas y sé que dije obscenidades al
angelito mordedor que
sorbía mi linfa con los dientes hincados
la carne es pasajera,
dijo limpiándose la comisura derecha, ha de ser sacrificada cada
tanto
para quién, por qué,
quise preguntar pero la maratón de grito y linfa y tarascones me
había
agotado
puto tu sexo angelical,
llegué a escupirle mientras batía sus
alitas de codeína,
alejándose de mí
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